De la realidad a la ficción

La escritura de guión se podría dividir en seis fases desde el momento de concepción de la idea hasta que se consigue tener el proyecto final. En este artículo se resumen estas etapas de manera comprensible para cualquier persona que esté empezando a escribir, no tenga experiencia y quiera aprender acerca del proceso de elaboración de un guión cinematográfico. Pero en esta entrada de Cinescuela, además de ofrecer herramientas sencillas para entrar en esta rama de la escritura, queremos hablar de qué es importante tener en cuenta a la hora de desarrollar un proyecto de cine basado en hechos reales.
Lo primero es tener claro qué parte de la realidad es la que se quiere contar. Para eso hay que decidir cuál será la premisa y pensar qué elementos fácticos se conservan en función de su relevancia para la trama principal y cuáles se dejan fuera. Al tomar estas decisiones hay que tener en cuenta que, pese a que se está haciendo un guión basado en hechos reales, se está manteniendo un formato de ficción, por lo cual se tienen licencias para modificar elementos por motivos narrativos.
Lo segundo es tomar distancia de la historia original. Para poder convertir la realidad en una ficción, hay que situarse fuera de ella. Hacer esto consiste en decidir el punto de vista desde el cual se contará, quiénes la protagonizarán y qué es lo que se quiere contar. Incluso cuando se trata de historias personales, en las que el protagonista es uno mismo, es importante desdoblarse para empezar a vernos y a construirnos como personajes. Y eso no es posible hacerlo desde adentro. Hay que adquirir una especie de conciencia omnisciente de la realidad que queremos contar.
En tercer lugar, en las historias basadas en hechos reales, lo que creamos debe partir de un proceso de investigación. Investigar en detalle todo lo que se pueda es importante como punto de partida para escribir. No es necesario incluir toda la información y los hechos que se descubran en esta fase, pero es importante contar con ellos como “materia prima” a partir de la cual surge la ficción que se va a escribir. En función de lo que se quiera contar y de las decisiones narrativas que se tomen, todo el material de investigación se “esculpirá” de una manera u otra. Además, la investigación también es importante para contextualizar los hechos. Sin embargo, hay que mantener un equilibrio de flexibilidad entre la realidad y la invención.
Otro punto importante para hacer historias basadas en hechos reales, es comprobar qué tanto se parecen los personajes de ficción a las personas reales y hasta qué punto resulta necesario pedir permiso para poder llevar sus vidas a la pantalla en forma de ficción. Las historias familiares suelen ser una fuente de ideas para los escritores, pero existen estrategias para poder hacerlo con más libertad y evitar conflictos legales, como cambiar los nombres reales, combinar historias, cambiar la estructura de la historia o el escenario.
Finalmente, es importante saber que en cualquier guión, la reescritura hace parte fundamental del proceso creativo. Releer y reescribir permite ver lo esencial de las historias, lo imprescindible, lo que sobra y lo que no. Reescribiendo, es que encontramos verdaderamente la película que queremos escribir. Si estás pensando en escribir una historia basada en hechos reales y quieres buscar referentes que te despierten tu creatividad, existe una página web que tiene una lista de 17 películas históricas o biográficas y te permite visualizar qué tan fieles son a los hechos reales en los cuales se basaron. Se llama Information is Beautiful. En ella se desglosan algunas de las películas más taquilleras de los últimos años, como La red social, Hasta el último hombre, Descifrando Engima, El francotirador, Capitán Philips o El Discurso del Rey, mostrándote, escena por escena, el nivel de fidelidad a la realidad o de ficcionalización.
Debajo de cada título hay una barra compuesta por diferentes barras azules y rosadas. Cada una de ellas es una escena. A continuación enumeraremos las convenciones de color para que puedas leer mejor los datos y entenderlos:
- Blanco: no se puede verificar la escena o las fuentes eran secretas.
- Rosado oscuro: falso o considerablemente dramatizado en comparación con la realidad.
- Rosado clarito: ligeramente falso por motivos dramáticos.
- Azul clarito: bastante fiel a la realidad, pero no del todo exacto.
- Azul oscuro: pasó exactamente así.
Y ahora que has terminado de leer, te animamos a empezar a escribir.
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